Sin ninguna idea o pretensión previa
Empiezo este blog como doy comienzo a mis sesiones.
No le pido al sujeto que tengo enfrente que se acerca a mi sin pretensiones, soy yo quien se presta para la escucha del otro sin ningún tipo de anhelo.
No espero remover defensas, no espero ayudar a mi prójimo, no espero dar o recibir algo por mi tiempo. Incluso, ni siquiera estoy seguro que la otra persona pueda hablar o que yo pueda escucharlo.
Siendo así, ¿que ocurre en mi presencia cuando estoy en una sesión de análisis?...
Me he quedado viendo al teclado tratando de escribir una sola palabra, esa que tengo en mente; algo que pudiera dar cuenta de lo que he visto y escuchado. Por que no se trata solo de palabras, pese a que el psicoanálisis es también conocido como "la cura por la palabra". Se trata de como son dichas esas palabras, de escuchar los silencios, de ver a la otra persona temblando frente a lo que el o ella misma se acaba de revelar. En una palabra, todo.
Todo puede ocurrir en una sesión de psicoanálisis, por lo menos del análisis como me fue transmitido. Y eso es lo que puedo ofrecer al lector, todo. O por lo menos, todo lo que pueda soportar de tiempo en tiempo. Porque eso es la marca de la humanidad, progresivos acercamientos a eso que llamamos el mundo y que demuestra ser fuente de nuestras pasiones como la ciencia, al igual que hogar de nuestros más profundos miedos.
Para despedirme, soy solo un humilde psicoanalista. Humilde porque reconozco otras voluntades en este mundo, porque doy testimonio de que esas voluntades hacen lo que pueden con lo que tienen.
No le pido al sujeto que tengo enfrente que se acerca a mi sin pretensiones, soy yo quien se presta para la escucha del otro sin ningún tipo de anhelo.
No espero remover defensas, no espero ayudar a mi prójimo, no espero dar o recibir algo por mi tiempo. Incluso, ni siquiera estoy seguro que la otra persona pueda hablar o que yo pueda escucharlo.
Siendo así, ¿que ocurre en mi presencia cuando estoy en una sesión de análisis?...
Me he quedado viendo al teclado tratando de escribir una sola palabra, esa que tengo en mente; algo que pudiera dar cuenta de lo que he visto y escuchado. Por que no se trata solo de palabras, pese a que el psicoanálisis es también conocido como "la cura por la palabra". Se trata de como son dichas esas palabras, de escuchar los silencios, de ver a la otra persona temblando frente a lo que el o ella misma se acaba de revelar. En una palabra, todo.
Todo puede ocurrir en una sesión de psicoanálisis, por lo menos del análisis como me fue transmitido. Y eso es lo que puedo ofrecer al lector, todo. O por lo menos, todo lo que pueda soportar de tiempo en tiempo. Porque eso es la marca de la humanidad, progresivos acercamientos a eso que llamamos el mundo y que demuestra ser fuente de nuestras pasiones como la ciencia, al igual que hogar de nuestros más profundos miedos.
Para despedirme, soy solo un humilde psicoanalista. Humilde porque reconozco otras voluntades en este mundo, porque doy testimonio de que esas voluntades hacen lo que pueden con lo que tienen.
Y si tu, que me lees, crees que puedes hacer algo más por ti o por los demás, pero no haz podido enfrentar el miedo que surge en ti una y otra vez, o tal vez te sientes impotente al ver a los demás cavando su propia tumba, espero poder transmitirte eso que me fue entregado. La seguridad de mi propia muerte, lo inútil de mi deseo frente a la naturaleza del otro y lo dichoso que puedo ser al tener un solo segundo más de vida.
Comentarios
Publicar un comentario